Millones de personas en todo el mundo están caminando con diabetes tipo 2 ahora mismo, y muchos ni siquiera lo saben. Las cifras son asombrosas: 830 millones de personas viven con diabetes globalmente, con una gran parte—38.4 millones—aquí mismo en los EE.UU. ¿Y lo más aterrador? Alrededor de 8.7 millones de estadounidenses no se han enterado de que su páncreas básicamente les está dando la ley del hielo.
La diabetes tipo 2 no se anuncia exactamente con una banda de música. A diferencia de su prima más dramática, la tipo 1, la tipo 2 se instala lentamente, a menudo tardando años en mostrar todas sus cartas. Podrías sentir más sed de lo normal. Tal vez más cansancio. La visión se vuelve borrosa. Manchas oscuras y aterciopeladas conocidas como acantosis nigricans suelen aparecer en la piel. Pero estos síntomas son fáciles de ignorar—culpando al envejecimiento, al estrés, o cualquier otra cosa que la gente se dice para evitar las visitas al médico.
La enfermedad también tiene sus preferencias. Si eres hispano, negro o nativo americano, felicitaciones—tus probabilidades acaban de aumentar. ¿Nativos americanos en Arizona? Prácticamente están ganando la lotería de la diabetes que nadie quiere ganar. Y no olvidemos a nuestros amigos asiático-americanos—riesgo ligeramente mayor que las personas blancas. La genética puede ser tan cruel a veces.
Por supuesto, no todo es ruleta genética. Tus decisiones de estilo de vida básicamente están extendiendo la alfombra roja para la diabetes. ¿Sobrepeso? ¿Estilo de vida sedentario? ¿Fanático de la comida rápida? Básicamente le estás enviando una invitación grabada a la diabetes. Uno de cada tres adultos tiene prediabetes y el 90% no está consciente de su condición, poniéndolos en la vía rápida hacia la diabetes total. La prevalencia de la diabetes está aumentando más rápido en países de ingresos bajos y medios, creando una crisis de salud global que supera nuestra capacidad de respuesta.
El costo económico es brutal. Los países en todo el mundo están desangrando dinero en tratamientos y complicaciones. ¿Países de bajos ingresos? Menos de la mitad de los diabéticos reciben el tratamiento adecuado. La gente está muriendo prematuramente—antes de los 70—por una condición que a menudo puede manejarse.
La buena noticia—si quieres llamarla así—es que la prevención es posible. Treinta minutos de movimiento diario. Comer como un adulto, no como un estudiante universitario de primer año. Chequeos regulares. No fumar. Cosas revolucionarias, realmente.
La conclusión aquí es simple: la diabetes no se preocupa por tu agenda ocupada o tu aversión a los vegetales. Hazte revisar. Porque vivir con diabetes no diagnosticada no es vivir—es solo retrasar las complicaciones inevitables.
